Jiménez no ve peligro en Marruecos

Nuestra ministra de Asuntos Exteriores, la sustituta del llorón Moratinos, ha dicho que no hay riesgo de que la situación de Túnez y Egipto se traslade a Marruecos, porque el régimen de Mohamed VI "inició ya hace algunos años un proceso de apertura democrática que hace que no haya ningún tipo de riesgo". No es probable que estén tan seguros ni el citado tirano, ni sus subyugados súbditos.

¿A quién pretende engañar Trinidad Jiménez? El islam y la democracia son incompatibles. En los países islámicos reinan la pobreza y el analfabetismo, como consecuencia del subdesarrollo. Tal estado de cosas necesariamente ha de generar graves tensiones en la población, que sus ricos dirigentes resuelven a base de mano dura y de extremismo religioso. Pero estas medidas no han sido suficientes en Túnez, debido a la dureza de su situación y la chispa ha prendido también en Egipto, y puede estallar en más lugares, incluido Marruecos.

El hecho de que los árabes, como seres humanos, sean tan respetables como cualquier otra persona no debería empañar la realidad del mundo en el viven, en el que también se puede decir que siguen anímicamente los que emigran a otros países. La realidad es que estas personas pueden ser muy dignas, pero están constreñidas, subyugadas, alienadas. El pragmatismo consiste en desentenderse de ellas y tratar directamente con sus tiranos e incluso ayudarles a reprimir las protestas, que es lo que se viene haciendo. Esta actitud, en los tiempos que corren, es francamente peligrosa, como se ha comprobado en Túnez y Egipto, en donde han saltado las revueltas que algunos saludan imprudentemente. Por su parte, no cabe desdeñar que, a pesar de las palabras de Jiménez, Mohamed, uno de los reyes más ricos del mundo, no pueda dormir a causa de las pesadillas.

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