Juanma Iturriaga, que sacó hace poco el libro ‘Antes de que se me olvide’, tiene escrito, en su blog del palomero, lo que sigue: “Lo último. ¿Soy el único al que le parece flipante lo de Zapatero con el asunto Contador? ¿Soy el único que al leer la noticia pensó “pero qué coño hace el presidente del gobierno metiéndose en este jardín? ¿Soy el único al que le parece que es una injerencia innecesaria, inoportuna e interesada? ¿Dónde queda eso de “dejemos a los encargados de enjuiciar los asuntos que puedan trabajar en paz”? ¿Tiene tiempo el presidente del gobierno para estudiar a fondo el caso y llegar a la conclusión de que no hay ninguna base jurídica?”
Pero basta con poner en el buscador las palabras “Zapatero presiona”, para que se vea inmediatamente que ésta no es una actividad ajena a nuestro presidente, que no duda en presionar incluso al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional, cosa gravísima y que demuestra su petulancia, su prepotencia y, también, sus escasas convicciones democráticas. Sin la independencia del Poder Judicial no se puede hablar de democracia, puesto que en este caso todos no somos iguales ante la ley. Ya sabemos que los jueces están sometidos al poder político, y la excusa para que así sea es que muchos de ellos son franquistas, de modo que para solucionar un mal, se ha hecho un mal mayor. La actitud de Zapatero corrobora esto.
Edurne Uriarte hace hincapié en lo mismo, en que Zapatero ha salido a la palestra en el caso Contador, pero compara esta actitud con la que mantiene en el caso Sortu, en el que sí que debía haberse manifestado y en cambio no lo ha hecho. Calla cuando debía hablar y habla cuando debía callar. Y todo eso lo hace con el gesto grave y solemne. No sé si fue Einstein el que habló de la seriedad asnal.
'Ajuste de cuentas'
'En defensa de las vacunas'
'Les Xanes'
'Don Quijote de la Mancha para Estudiantes'
'Platero y yo contado a los niños'
'Mal consentido'
'Factor Emocional'
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