Nueva Rumasa, en apuros

No se puede dejar sin vigilancia a los mercados, puesto que la codicia, en gran número de ocasiones, suele imponerse a cualquier cosa que se le oponga, sea el sentido común, sea el temor, sea la natural desconfianza. En el caso de Nueva Rumasa, se captaban depósitos a cambio de ofrecer un interés excesivamente alto, en comparación con el que vienen ofreciendo las entidades financieras.

Si todo el daño, en el caso de que la propiedad de Nueva Rumasa no pudiese hacer frente a sus deudas, recayese en quienes han arriesgado de esa manera su dinero, y ello a pesar de las continuadas advertencias del CNMV, sería cuestión de dejar que sufran el escarmiento que merecen. Por cierto, la afirmación de Ruiz Mateos de que se pegaría un tiro si no pudiese pagar es sumamente preocupante. Si con esa afirmación ha pretendido lanzar un mensaje tranquilizador, ha conseguido el efecto contrario, puesto que sólo un zascandil podría decir eso. Lo preocupante no es que unos cuantos imprudentes puedan perder su dinero, sino la cantidad de empleos que están en juego y de empresas que pueden desaparecer definitivamente.

La suerte de Ruiz Mateos parece ligada a la del PSOE, dado que es cuando este partido está en el poder que los despropósitos alcanzan el punto culminante. La primera vez, fue aquella expropiación de Rumasa, tan dictatorial e intempestiva, que, de rebote, acabó para siempre con el prestigio del Tribunal Constitucional, pero que tan buenos resultados (no todo iba a ser malo) tuvo para algunos, como Gustavo Cisneros. Esta segunda vez tiene el origen en un cambio legal llevado a cabo en 2005, con la intención de impulsar la productividad, y que como consecuencia quitó a la CNMV la posibilidad de vetar estas operaciones. El descalabro, si finalmente se produce, correrá a cargo de los de siempre, funcionarios, parados, pensionistas, trabajadores…

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