viernes, 27 de diciembre de 2013

Abofetear a Franco

Un artista ha confeccionado una cara de Franco y la ha colocado sobre un punching-ball, para que quien quiera se desahogue dándole guantazos.
Lo que no saben el artista, ni quienes compren el artilugio, si es que está en venta, es que quienes abofeteen a Franco no sólo le dan a él, sino a muchísima más gente, como lo demuestran las sucesivas portadas de La Vanguardia.
Las simplificaciones de la Historia hay que dejarlas para la gente simple. Conviene recordar que Franco se convirtió en dictador tras una guerra civil. Tampoco es tan fácil dilucidar este punto. Churchill, tan atento siempre a lo que sucedía en el mundo, dijo que si fuera español estaría al lado de Franco. Esto no demuestra, ni mucho menos, que Franco tuviera razón, sino que la realidad española era muy enrevesada.
El resultado de la guerra trajo una larga dictadura, y ya se sabe que en las dictaduras se conculcan los derechos humanos, se pisotea la dignidad de las personas y se pervierte a las masas. Quizá de haber ganado la guerra la otra parte, hubiéramos tenido una dictadura de otro signo. Es otra que conviene tener en cuenta.
Franco no hubiera podido durar mucho tiempo por sí mismo. Eso lo sabía él y parecen ignorarlo muchos de los que ahora le critican. Necesitaba la complicidad de cuantas más personas mejor y trató de conseguirla. A la vista está en las portadas de La Vanguardia que los catalanes llegaron a quererle mucho. Y en el resto de España igual. Cuando murió hubo una cola enorme de españoles que acudieron a decirle adiós. Y al día siguiente todo el mundo lo ponía como hoja de perejil.
En el gobierno de Felipe González hubo muchos que fueron altos cargos con Franco. Si Eduardo Haro Tecglen hubiera muerto antes que Franco su paso la posteridad hubiera sido como un franquista fetén.

No hay comentarios: