martes, 17 de diciembre de 2013

El Valencia C.F. y el sentimiento

Esto de los sentimientos es un chollo que algunos saben utilizar en beneficio propio. No son pocos los que se han hecho ricos utilizando los sentimientos de los demás.
Lo cierto es que los sentimientos no deberían contar fuera de su ámbito natural, pero ¿qué sería el fútbol sin los sentimientos? ¿Qué serían tantas cosas sin los sentimientos? La gente necesita desahogarse, necesita creerse cosas, necesita 'sentir', en suma.
Hay muchas cosas por las que merece la pena 'sentir', pero no todas pueden fascinar del mismo modo que el fútbol. Y ese es el problema. La gente necesita 'sentir', pero que se note que siente. Y ahí es en donde entran en juego los caraduras. Proporcionan a las gentes cosas por las que 'sentir', y así les sacan los dineros y ellos se ponen las botas.
En el caso del fútbol, en la ciudad de Valencia, hay un club que, si se actuara racionalmente, tendría que ser liquidado. Su gestión hasta el momento ha sido fatal y como consecuencia está endeudado hasta las cachas. He aquí pues que se pone en marcha, es decir, a marchas forzadas, lo del sentimiento, y nos toca pagarlo entre todos.
Ni el ayuntamiento de Valencia, ni la Generalidad, deberían prestarse a tales juegos. Manejan dinero de los impuestos. Dinero público. Ah, pero contra los sentimientos no se puede. Hay familias que lo han perdido todo. Hay dependientes que se han quedado sin ayuda. Hay cosas perentorias para atender. Y no hay dinero. La crisis se lo ha llevado todo. La crisis, no fulano, mengano y zutano. Ahora bien, el fútbol es un sentimiento y los hay que exigen que se gaste dinero público para salvar al Valencia C.F. Quizá quienes lo exigen sean los mismos que vendieron sus acciones a Paco Roig, para ganar unos euros. Eso de los sentimientos tiene miga.

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