lunes, 9 de diciembre de 2013

El precio de la honradez (Gürtel)

Hubo un tiempo, ya lejano, en que a los niños se les decía que el buen comportamiento siempre tenía premio. Eso no es cierto y no está bien. Hay que decirles a los niños que deben ser honrados, pero no en busca de un premio, sino para que sean personas de bien. Las que están insatisfechas consigo mismo no paran de hacer maldades.
Hubo uno que llevó la honradez hasta el caso extremo, José Romeu y Parras, que tiene dedicada una calle en Valencia, con el título Héroe Romeu. Por ser tan honrado, el Mariscal Suchet lo mandó ahorcar y le confiscó todos sus bienes. Su mujer y sus tres hijas quedaron en la miseria.
El caso de Alonso Puerta es más cercano en el tiempo, no tiene que ver exactamente con el heroísmo, aunque lo roza, sino con la ingenuidad propia de su tiempo. Vio algo en su partido que le pareció corrupto y lo denunció. Y en lugar de premiarle, como probablemente esperaba, le incoaron expediente y lo expulsaron. Fundó su propio partido, y la gente, en lugar de votarlo a él, votó a los corruptos. Nadie más ha vuelto a denunciar la corrupción de su propio partido y eso explica que estemos donde estamos.
María Jesús Díaz Pérez, quizá era la única de la lista de concejales de Boadilla del Monte que no está en el Sumario ni en las escuchas. Y fue la primera persona que tuvo que dimitir a causa del caso Gürtel. Sucedió así: La situación llegó al punto en que el alcalde no tenía más remedio que dimitir. Y el hombre se plantó y dijo que primero tenía que hacerlo María Jesús Díaz Pérez, que era la persona que tenía que tenía que haber asumido la alcaldía. Y Esperanza Aguirre le dijo que o dimitía o la destituía.

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