viernes, 16 de octubre de 2015

La Zarzuela indignada con Roca

Es insólito que en la Casa Real se indignen por la actitud de Miguel Roca Junyent, puesto que su trayectoria es sobradamente conocida. Baste recordar aquel episodio suyo durante la redacción de la Constitución en el que ejerció de caganer.
Fue cuando el vasco Letamendía quiso introducir el derecho de autodeterminación. Marcos Vizcaya se abstuvo. A Miguel Roca Junyent y Rodolfo Guerra les dio el apretón en ese mismo momento. Los demás votaron en contra.
Memorable fue también aquel episodio en que corrió a contarle al ministro Corcuera los desmanes que llevaba a cabo Pujol, quizá al sentirse postergado por este. El ministro se lo contó todo a Pujol y luego hubo paz entre ambos catalanes, tras sellar un acuerdo altamente beneficioso para ambos.
Su aventura con el Partido Reformista Democrático y el modo de llevarla a cabo también resulta esclarecedora.
No para de escribir chorradas en La Vanguardia, propiedad de un Grande de España, del que los demás Grandes deberían sentirse avergonzados, pero callan. En ese diario, que antaño tuvo ribetes de diario serio, junto a Roca, también escriben otros que van cayendo en picado. Todo es decadencia en la región catalana, que gracias a la ayuda del resto de españoles se enriqueció considerablemente y ahora, quizá por justicia poética, pretende regresar a la senda de la pobreza. El abogado de la Infanta y el Grande de España se esfuerzan para que eso se haga realidad. Quizá porque saben que la pobreza no les alcanzará a ellos.
Cuando la Casa Real encargó a este letrado la defensa de la Infanta disponía de suficientes elementos de juicio para saber quién es este personaje. Con esta elección quizá dio pistas sobre cómo esperaba que fuera su defensa. A lo mejor pretendía que Roca guardara las formas y simulara respetar las leyes. Ni eso.

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