lunes, 12 de octubre de 2015

PI, o la justicia poética

No habría sido justo que este individuo que lleva cola no de caballo, sino de burro, porque hay que ser burro para hacer escraches, hubiera estado en la recepción del 12 de octubre. Se percibe en él que su irrupción en la política obedece al intento de vivir de arte y engaño/ la mitad del año/ y de engaño y arte/ la otra parte.
La cosa ha sucedido además de modo adecuado. PI mintió, puesto que dijo que no había sido invitado. Al ser desmentido de forma fehaciente, manifestó que no pensaba ir. Así es como trabaja y piensa trabajar por los ciudadanos, mintiendo y escaqueándose de las obligaciones oficiales.
Al Rey le ha de molestar tener que enviar ciertas invitaciones. Sin duda que hay personas a las que no quisiera ver por el palacio ni en pintura, pero ha de cumplir con sus obligaciones como monarca. Y los invitados no lo son por sí mismos, sino por la representación que ostentan.
No hace mucho tiempo que el partido de PI anunció que iba a estudiar la posibilidad de hacerse cargo de las querellas que tuvo que abandonar UPyD por falta de dinero. Y no se ha vuelto a saber nada más de esa intención. No podía ser de otro modo, puesto que si los dirigentes de este partido anuncian que lo van a estudiar es que lo han estudiado ya y no tienen ninguna intención de hacerse cargo, sino que lo que pretenden es hacerse publicidad. De otro modo, se habrían hecho cargo sin más.
En España hemos vivido tiempos de grandísima corrupción, que empezaron a gestarse mucho tiempo atrás y a este periodo le sigue otro que amenaza con ser de insufrible cutrerío.
Un signo esperanzador de que ello no va a ocurrir es que ellos mismos se quiten de en medio en el momento oportuno.

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