jueves, 20 de octubre de 2016

De Alsasua a Franco

Venía yo con el título en la cabeza dispuesto a escribir el artículo, cuando he dado con el de Enrique Arias Vega. ¡Qué casualidad que los dos hayamos pensado lo mismo!, me he dicho; pero no, el suyo habla de dos sucesos lamentables que no deberían haber ocurrido.
La cuestión, en mi caso, es otra. Se refiere a todos esos que se tienen por ‘demócratas’ fetén y que siempre tienen a Franco en la boca y lo citan como si fuera el mismísimo Satanás, como si ellos fueran buenos. Y a lo mejor ellos son Otegui, Iglesias, Monedero, o similares.
Franco fue un dictador, hecho que no niega nadie, y además murió hace ya mucho. Es responsable de los desmanes que pudo cometer en vida, pero no puede usarse como justificación de los desmanes de nadie.
No se trata de defender a Franco, sino de dejar constancia que quienes más lo atacan son peores que él. Por lo menos, se le reconoció el valor, no fue un cobarde como esos que reventaron el acto de González y Cebrián, como esa cincuentena de desgraciados que agredieron a dos guardias civiles y sus novias, como esos del PSN que ahora protestan por la masiva presencia de la Guardia Civil en ese pueblo que se ha demostrado tan infame. ¿Con qué derecho pueden criticar esos socialistas a Franco si no se atreven a exigir la identificación y puesta en manos de la justicia de la totalidad de los agresores?
Estos tipos en lugar de avergonzarse por lo ocurrido en Alsasua y colaborar con las fuerzas del orden para que puedan cumplir con la labor que les tiene encomendado el pueblo español, exigen la impunidad para los culpables.
Y la dirección del PSOE no es capaz de llamarlos al orden, como tampoco es capaz de hacer lo propio con Eguiguren y similares. Quieren vengarse de Franco, pero a esos cincuenta cobardes, ni tocarlos.

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