jueves, 27 de octubre de 2016

Felipe González pretende salvar al PSOE

Le ha visto las orejas al lobo, se ha reconocido en el agitador callejero de las coletas y se ha dado cuenta de que si se descuida este partido que fundó él, al escindirlo del PSOE histórico, puede acabar siendo fagocitado por Podemos, con la inestimable ayuda del extremadamente egoísta Pdr Snchz y el mediocre bailarín Iceta, aunque en este caso habría que añadir que su mediocridad no se circunscribe al baile, sino que va más allá.
El PSOE está en trance de desaparecer, pero es que ha recorrido el camino que marcó Felipe González en sus inicios. Fue él quien puso el partido en las fauces de los tiburones nacionalistas, que no han parado de morder desde entonces, hasta el punto de que hoy el nacionalismo es la seña de identidad de buena parte del PSOE y objeto de sumo respeto por la que no.
También fue Felipe González el que inició la senda del sectarismo, al enseñar cómo distinguir a los votantes de derechas, como si estos fueran necesariamente malos. Lo eran para él, pero por una sola razón: no lo votaban y, por tanto, amenazaban su poder. Los señalaba como si fueran una amenaza para todos y eso es hacer trampa.
Y ahora se enfrenta a uno tan tramposo como él, tan desvergonzado como él y tan ávido de poder como él. Este es un duelo al sol en el que Pdr Snchz hace de comparsa, o de tonto útil para uno de los dos.
¿Cabe esperar que en el periodo que va a dar comienzo el PSOE se comporte con sentido de Estado y piense únicamente en el bienestar de todos los españoles? Es posible que sí, porque por un lado tendrá que marcar distancias con Podemos y por el otro tendrá que procurar no aparecer como culpable a los ojos de los votantes de las cosas que salgan mal.
Al final, y sin pretenderlo, Felipe González habrá prestado un servicio a España.

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