lunes, 31 de octubre de 2016

Errejón, el petit-suisse

Estuvo en Valencia Errejón y aprovechó para dar un recital de fascismo, se atrevió a hablar de dignidad -esta palabra en su boca suena muy mal-, y exhibió como de costumbre las dosis exactas de rencor que entusiasman a los votantes de ese engendro que es su partido.
El nuevo mote de petit-suisse, que puede alternar perfectamente con el del Niño de la Beca, no se lo he puesto yo, sino que lo he leído en alguno de los comentarios de la noticia de su estancia en Valencia. El mocoso este dijo, ni más ni menos que no van a permitir ni por activa ni por pasiva que el PP regrese a la Generalidad Valenciana.
Habrá que fijarse en la postura que adopta ante la Federación Española de Tiro en la Nuca, y este nombrecito tan acertado tampoco es mío, sino de un buen amigo.
Veremos cómo hace para impedir que el PP vuelva a ganar las elecciones. De momento, el tripartito en el que está incluido Podemos, ha redoblado sus esfuerzos en pos de aquello que llevó a los socialistas valencianos a perder una tras otra unas cuantas elecciones.
Puede vislumbrarse que su empeño en tragarse las bolas de los catalanistas, gastándose un dineral en el asunto, mientras dejan de atender necesidades básicas de los contribuyentes les pasará factura. Y entonces Podemos hará lo que le es propio, alborotar, promover algaradas callejeras, insultar, vociferar, montar numeritos.
Podemos ha venido para ensuciar la democracia mucho más de lo que ya estaba. Podemos es una vuelta a los primeros años del siglo XX.
Días atrás se lanzó a los medios la especie de que Errejón pretendía ocupar el sitio del coletas en Podemos. Debió de ser una estrategia para que los medios se ocuparan de ellos. No podía ser, porque Podemos no existe. Podemos es Pablo Iglesias. Cuando desaparezca Pablo Iglesias también desaparecerá Podemos. Pero que les quiten lo bailao.

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