domingo, 9 de octubre de 2016

La aventura de evitar unos latigazos

Disfrutamos de privilegios como opinar tranquilamente sobre cualquier asunto, con limitadas y justificadas excepciones, o vestirnos casi como nos parece, pero esto sólo en los países democráticos y estas libertades no nos han sido dadas de forma gratuita.
Para que podamos disfrutar de estos, que a la vista de lo que ocurre en otros lugares, podemos llamar privilegios han tenido que existir personas dispuestas a arriesgarse a sufrir tormento, y lo han sufrido, o a perder su vida, y la han perdido.
Gracias al sacrificio de muchos, cuya sangre derramada fertiliza de forma vigorosa los Derechos Humanos, los habitantes de algunas partes del planeta podemos vivir como personas. Don Quijote lo dijo así: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.».
Es un error dar por irrevocable esta situación. En España, hoy, existe la amenaza del totalitarismo y ningún otro lugar del mundo está exento de gente que alberga estas intenciones. Las personas que están dispuestas a cumplir con la recomendación de don Quijote constituyen la mejor defensa de nuestras libertades.
Cuando Ashraf Fayad recibió esa pena cruel por escribir un libro de poemas se convirtió en uno de esos héroes que se sacrifican para defender nuestras libertades. Juan Luis Calbarro, dueño de la editorial Los papeles de Brighton, nos pidió a unos cuantos amigos que participáramos en el libro colectivo ‘Palabras para Ashraf’, y lo hicimos con mucho gusto. Defender a Ashraf es defendernos a nosotros mismos, es luchar por nuestra libertad. Además de eso, todos los autores compramos, al menos, un ejemplar. El libro está a la venta desde hace algunos meses, pero se presentó oficialmente el pasado día 7 en Madrid. Había que estar en la defensa de las libertades y me desplacé a Madrid para ello.
Dada la índole de la causa, se esperaba una mayor colaboración de la prensa.

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