jueves, 3 de noviembre de 2016

Metáfora de un galgo viejo

He visto una discusión de dos jóvenes muy brillantes acerca de un episodio espinoso, más concretamente, del que se refiere a los Espinar, y me ha parecido desde el principio una pérdida de tiempo.
Aunque a los podemitas no se les puede decir nada, porque enseguida insultan y salen con el «y tú más», sin tener en cuenta que los de Podemos no han hecho nunca, ni pueden hacer nada bien, el que defendía la postura de Espinar, en un rasgo de honradez, había investigado mucho, para si estaba bien o estaba mal lo del podemita. Pero, claro, se le escaparon muchos detalles, unos que atañen al caso y otros, como el que cuenta hoy Isabel San Sebastián, al sujeto del caso.
Leí hace tiempo la historia de un galgo que solía ganar todas las carreras, hasta que llegó un momento en que cómo ya sabía por dónde iba a pasar la liebre, en lugar de ir tras ella, corría a esperarla en un punto concreto.
Al ver la discusión de estos dos jóvenes me he sentido como ese galgo viejo, sobre todo cuando me he dado cuenta de que aunque el debate no podía aportar ninguna solución, en cambio podía ser para que ellos dos se admiren mutuamente y afiancen su amistad. Esos dos galgos pueden seguir participando en carreras y no como el del relato que tuvo que ser retirado.
El caso es que todo el mundo reconoce que lo del GAL fue un error criminal y que la corrupción hay que atajarla en la medida de lo posible. Es decir los militantes de los partidos decentes más los de los indecentes están de acuerdo con los puntos anteriores.
Ahora bien, sólo los militantes y votantes de los partidos decentes critican las indecencias de quienes militan en partidos indecentes. Tiene gracia que los antisistema aprovechen todas las facilidades que encuentran en el sistema para forrarse.

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