sábado, 19 de noviembre de 2016

Tarea obligada para Felipe González

A finales de los setenta los nacionalistas eran cuatro gatos en toda España, pero hacían mucho ruido y los que habían sido compañeros suyos en las conspiraciones antifranquistas quisieron tenerlos en cuenta y el nuevo sistema político que se estaba diseñando.
Entre quienes quisieron dar alas a los nacionalistas se encontraban varios componentes de la UCD, aunque en este partido también los hubo que previeron las consecuencias de esta decisión.
Pero la mayor responsabilidad recae en Felipe González, que no fue capaz de advertir que lo que se estaba gestando en ese momento era el porvenir de los españoles, sino que sólo veía que era llegada la hora del PSOE. Si hubiera pensado bien, se habría dado cuenta de que no era suficiente con el aceptar el plan de la UCD, sino que había que colaborar con este partido codo con codo, para diseñar la Constitución en torno a unos ideales que todas las personas decentes no tuvieran más remedio que compartir.
Pero no. Los socialistas tenían otras ideas y en ellas estaba el germen del mal. El PSE, el PSPV, el PSC, todos bajo la disciplina socialista e incluyendo en sus siglas la palabra socialista, son en realidad partidos nacionalistas. Y el nacionalismo es incompatible con el socialismo, pero no cabe duda de que sus componentes no acaban de darse cuenta.
Como consecuencia de todas estas ventajas que se les han dado a los nacionalistas, y el comportamiento de estos demuestra que la democracia no tiene nada que ver con ellos, hoy en día hay nacionalistas en todos los partidos, quizá también en Ciudadanos, que surgió precisamente porque un grupo de votantes socialistas ya no pudo seguir votando al PSC, puesto que llegó un momento en que ya no quedaba nada de la ese, sino que esa letra debería haber sido cambiada por otra.
Felipe González debería hacer ahora lo que no hizo en su día. Que el PSOE se una al PP para combatir y erradicar al nacionalismo.

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