miércoles, 11 de julio de 2018

Setién ha muerto

Algún párrafo incomprensible he leído con respecto a la muerte de este obispo. Recalco lo de obispo. A los que seguimos en el mundo de los vivos no nos incumbe lo que ocurra con su alma, tanto si la tenía como si no la tenía, si se arrepiente o no se arrepiente, si Dios lo perdona o no lo perdona.
Todo eso es ajeno a nuestro, no tenemos constancia de nada, no sabemos si Dios existe o no, y de su arrepentimiento o falta de él no podemos opinar por estar absolutamente fuera de nuestro alcance.
Así que nos interesa es lo que hizo mientras estuvo vivo. Y también nos interesa la actitud del Vaticano con respecto a lo que hizo, que se puede decir que es indigna.
No he querido enterarme de nada más de Setién, de modo que no sé si le han hecho o le van a hacer exequias como las que se les negaron sistemáticamente a las víctimas de ETA. No sé si han envuelto su cadáver con la ikurriña, esa bandera en cuyo nombre se han perpetrado tan horrendos crímenes, o lo piensan hacer, pero sería lo adecuado que lo hicieran. También sería lo adecuado que todos los obispos, cardenales y papas (hay dos), acudieran a su sepelio, puesto que ninguno ha tenido el valor de expulsarlo de la Iglesia, como han hecho con otros miembros por pecados menores.
Lo que sea de Setién en la otra vida no nos incumbe, pero la naturaleza de sus cómplices, todos esos que han hecho la vista gorda a sus desmanes, o los han aplaudido, sí nos importa. Todos los votantes del PNV, principal valedor de este clérigo, están en pecado mortal. Yo no sé si Dios existe, pero no me cabe ninguna duda de que algunos engendros del anticristo andan por el mundo. Setién se consideraba un obispo vasco. ¿Por qué calló el papa? ¿Por qué no lo volvió al seminario a estudiar?

No hay comentarios: