lunes, 9 de julio de 2018

No a la subida de impuestos

Es inmoral que se cargue las espaldas de los trabajadores, muchos de los cuales se las ven negras para vivir con lo que les dan a cambio de su trabajo, mientras la Administración derrocha dinero a manos llenas.
Hay sinvergüenzas, porque no se les puede llamar de otra manera, que dicen que se preocupan por el bienestar de los trabajadores, pero luego, cuando tienen sus votos, porque hay ilusos que creen todo lo que les dicen, aprovechan para desplumarlos.
Gastan alegremente, «el dinero de los impuestos no es de nadie», porque el pobre trabajador que lo ha pagado no puede reclamar que ese dinero que le ha costado tanto de ganar se gaste con cuidado. Muchas veces ni se da cuenta de que lo están estafando y vuelve a votar a los mismos. Mientras tanto, el partido que realmente se preocupaba de los trabajadores y que hubiera evitado el despilfarro de haber estado en sus manos fue hecho desaparecer mediante una serie concatenada de críticas infames, injustas, falsas y retorcidas. Seguramente, los perpetradores estarán muy orgullosos y algunos hipócritas trataran de disimular sus pasadas vilezas.
La Administración se puede, y se debe, adelgazar mucho, sin que los administrados noten ninguna carencia. Llegará un día en que no habrá más remedio que hacerlo, porque España es un país pobre, con una tasa de paro demasiado alta, y no puede permitirse el lujo de alimentar a tantos zánganos, de tener tantas televisiones (habría que cerrarlas todas), diputaciones, embajadas regionales, academias regionales de la lengua, defensores regionales del pueblo, diputaciones, etc.
Hay muchas cosas que cerrar en este país que todavía se llama España, pese a los esfuerzos de tanta gentuza, a veces venida de fuera, como ese argentino que lo que no sabe se lo inventa. Si se cerraran, de pronto habría dinero circulando y no sería necesario hacer pagar a los pensionistas, injustamente, el IRPF.

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