viernes, 27 de julio de 2018

Pedro Sánchez en falcon, por seguridad

Se entiende que el presidente del gobierno viaje en avión oficial por seguridad, porque aunque dice que hemos vencido a ETA y hace lo posible por llevarse bien con los musulmanes (o quizá pretenda conseguir sus votos) no se fía.
Del mismo modo se entiende que fuera imprescindible asistir al concierto, no es lo mismo escuchar a los músicos en directo que por cualquier otro medio.
Si el presidente del gobierno considera que debe asistir a un concierto, porque le gusta mucho esa banda, los españoles le pagamos el viaje muy gustosos, puesto que no nos queda más remedio que pagar lo más inteligente es gozar imaginando su goce.
Hay que estudiar ahora qué otras bandas van a tocar en España en esta temporada y cuanto dinero queda en caja, aunque eso es secundario, porque ya dijo alguien del gobierno, en otra vida que tuvo, que el dinero público no es de nadie. En cualquier caso, queda la opción de aumentar hasta el infinito y más allá la ya desorbitada deuda que han de soportar nuestros nietos, biznietos, tataranietos y choznos, puesto que al ser muy jóvenes o no haber nacido aún no se pueden defender. No tendrán más remedio que soportar la carga sobre sus hombros, aunque no todos, por supuesto que no todos. Ya se están encargando Pedro Sánchez y otros de su misma profesión de que sus descendientes no pasen penurias, destinadas todas ellas a los de los trabajadores.
Los descendientes de Pablo Iglesias, por ejemplo, tendrán una casa para vender, que a saber lo que valdrá entonces, con su parcela y su piscina. O más de una.
La cuestión es que en los mismos albores de la democracia española los políticos descubrieron que las espaldas de los trabajadores son muy sufridas y soportan unas cargas exageradamente grandes sin desfallecer. Pedro Sánchez se ha dado cuenta pronto, es muy despabilado.

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