lunes, 16 de julio de 2018

Borrell, el distractor

Borrell se hace el bobo mientras otros ministros, y ministras, del gobierno del que forma parte, e incluso el propio Pedro de la Preveyéndola (© Rosa Belmonte) perpetran sus barrabasadas. Este último y entre otras cosas, recibir, en representación de los españoles, de igual a igual, a un loco que llevaba un lacito amarillo en la solapa.
Este lacito amarillo es un insulto a los españoles, una bofetada a la democracia, un desprecio a la ley. Borrell, que ya se ve que no tiene vergüenza (tampoco los demás ministros de este gobierno) dice que no ve un cambio en el gobierno catalán, pese al esfuerzo extraordinario para recuperar el diálogo. Esto es una imbecilidad cargada de mala idea. ¿Qué es eso de recuperar el diálogo? El gobierno catalán se empeña en transitar caminos ajenos a ley, ataca frontalmente a España y los españoles, utiliza a la policía autonómica de manera fraudulenta e intenta torcer el pulso a los jueces. ¿Qué diálogo, Borrell?
Por cierto, Rosa Belmonte bautizó a Pedro Sánchez como ‘Pedro de la Preveyéndola’, pero Rajoy le llamó ‘aprovechategui’ con mucha razón.
Dicen quienes le han hecho la última entrevista al actual ministro de Exteriores, al que hay que reconocerle que seguramente mejorará a Margallo, porque es imposible no hacerlo, que tiene un currículo interminable. Al final, todo ese currículo se resume en una cosa: es un bluf. Hay gente sin estudios que a pesar de eso cuando llega el caso sabe estar a la altura de las circunstancias. Porque lo más importante de una persona no es el currículo, ni la capacidad para hacer el mal, que seduce a tanta gente, sino la firme voluntad de respetarse a sí mismo, de no venderse por nada, de cumplir con la obligación, de ajustarse a unos principios. Todo el currículo de Borrell se resume en que es ministro de un gobierno conseguido merced a la alianza con bildutarras y golpistas. Y no le da vergüenza. 

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