El presidente de Estados Unidos se suele desenvolver en el mundo de los negocios y quizá esté utilizando los mismos procedimientos en la p0lítica. Lo digo porque se está comportando de un modo tan grosero que causa estupor, pero un avezado analista de internacional apunta que está engañando a Putin, porque en cuanto Israel le aseste un mazazo a Irán, se quedará solo.
Esperemos que sea así y que el panorama no sea tan negro como parece, aunque de todos modos cabe añadir que Trump no es el amo del mundo y que Zelenski y Europa tienen mucho que decir. Claro que nadie tiene ganas de mandar soldados, pero la realidad se impone siempre. A mí tampoco me gustan los líos, pero me veo obligado a defenderme (verbalmente) alguna que otra vez. Ni Ucrania puede aceptar cualquier cosa, ni los países fronterizos con Rusia tampoco, o sea que Europa no puede quedar al margen en ningún caso.
Que Trump haya adoptado esta actitud dice muy poco de él y solo cabe esperar un vuelco que justifique lo que hace, porque lo que está claro es que la guerra la empezó Putin, que calculaba que duraría dos semanas, pero Zelenski sacó a relucir su lado heroico, motivó a los ucranianos y supo ganarse las simpatías del mundo y lograr su ayuda, aunque bien es cierto que nunca le han dado lo suficiente, y está logrando resistir. Trump no tiene derecho a pisotear a los ucranianos que han muerto por defender a su patria. Por muy poderoso que se sienta, el poder humano siempre es limitado. Y no se trata solo de los muertos de Ucrania, sino también de los patriotas rusos envenenados por Putin, como Navalny, sin ir más lejos.
Todo el tablero europeo va a tener que moverse y no da la impresión de que las posibilidades de Rusia sean muchas.
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