Una cosa es que se puedan manifestar, lo cual en principio presenta serias dudas, dada la naturaleza de la manifestación, pero al menos que avisen con antelación para que la policía los pueda rodear con el fin de que no rompan nada, sin embargo el hecho de que un partido político con responsabilidades de gobierno la apoye cambia mucho la perspectiva. No se debió haber autorizado.
El mini ministro, Albares, Napoleonchetu, anda destituyendo embajadores, caprichosamente, y en este caso, que tantos perjuicios le tiene que haber causado a España, no ha dicho nada.
Todas las bifurcaciones o ramificaciones de Podemos son iguales. Todas piensan lo mismo: «desde el río hasta el mar». Unos lo dicen, a otros se les escapa, y los demás lo piensan, pero lo callan.
Israel tiene derecho a defenderse y el odio de los palestinos a los judíos es patente y manifiesto. Ni puede ni debe un partido político español atacar a una nación cuya forma de gobierno es democrática y cuya eficiencia en todas las del saber es innegable. Una manifestación que exija la disolución de Israel no debería ser posible ni siquiera en un gobierno de Sánchez. No obstante, ya se va viendo que lo que no es posible es que él apoye la verdad y la decencia. Es un felón.
Al mini ministro ya le han recordado que cuando caiga el gobierno, que tiene que caer, aunque solo sea por la ley de la gravedad y de la ineptitud, tendrá que volver a la carrera diplomática. Eso, si no va a la cárcel. De momento, lo dejaremos que vuelva a su antiguo destino, o uno parecido. Lo cual significa que esos compañeros que ahora tiene sometidos, y los trata sin miramientos de ningún tipo, le darán cachetes al pasar. Lo que le quede hasta la jubilación va a ser un calvario para él.
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