miércoles, 5 de febrero de 2025

La sonrisa de Zapatero

 

El que ahora se desempeña como mayordomo de Maduro, con el beneplácito de Sánchez, es tan malvado como este y durante el tiempo en que fue presidente del gobierno hizo todo el daño que pudo, que no fue poco. Por su culpa se arruinó mucha gente para siempre, tenemos copago en la sanidad, menos personal sanitario, muchos negocios que habían estado funcionando bien tuvieron que bajar la persiana, etcétera.

A pesar de tanta catástrofe, y durante aquel tiempo, Zapatero siempre cayó bien. Si no fuera tan incompetente, aún estaría gobernando. Lo que ocurrió es que España se fue a la ruina de golpe. Si llega a ocurrir poco a poco, palmo a palmo, ahora el hambre sería la protagonista, pero él seguiría ganando elecciones.

La gracia de Zapatero es que le gusta vender. Lo que sea. Coches con defecto, casas con aluminosis, paraguas que gotean, zapatos con agujeros en las suelas, vino aguado, pescado de hace varios días…, y todo lo vende con una sonrisa beatífica y cualquiera piensa que lo ha hecho adrede. Tenía defensores que se esforzaban en convencer a los críticos, no como estos de Sánchez, que empiezan insultando. Porque esa es la diferencia que hay entre unos y otros. A Zapatero le gusta vender, llevar al prójimo al huerto y hacerle creer que la quincalla es oro. A Sánchez, en cambio, le gusta imponer. Que todo el mundo sepa quién manda aquí. Y puesto que le chifla el poder hace suyo el lema de que uno no es poderoso si no se pasa las leyes por el forro. Cada vez que lleva a cabo una salvajada de las suyas muestra al mundo esa risa cruel que lo caracteriza. Así pues, mientras Zapatero usa la vaselina para perpetrar sus atrocidades, Sánchez se sirve del garrote, la amenaza, el látigo, la información privilegiada de que dispone, etcétera. A la gente le gusta más la vaselina que el garrote.

Esos libros míos

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