Propone el gobierno valenciano una consulta a los padres sobre la lengua en que prefieren que estudien sus hijos, y eso no les gusta a los catalanistas, que dicho sea de paso, sobran en el Reino de Valencia (ellos lo llaman de otro modo, que tampoco es el oficial).
Lógicamente, es lo normal, puesto que los catalanistas si no pueden imponer, tergiversar, mentir, inventar o amenazar, tienen los días contados. Siempre tienen la palabra democracia en la boca y para ellos quienes se les oponen son fascistas. Y lo dicen, sin que se les caiga la cara de vergüenza, cosa que, por otra parte, tampoco puede ocurrir porque andan tan escasos de vergüenza que no tienen nada. Se dicen demócratas y no quieren que se pregunte a los padres. Quieren mandar a los estudiantes al fracaso pasando por encima de los padres.
Hay que añadir que lo que ellos dicen valenciano, no es, puesto que gracias a Paco Camps, y antes que él José María Aznar, Eduardo Zaplana, Esteban González Pons, el citado Camps y Joaquín Calomarde (q.e.p.d.), para complacer al Muy Honorable Pujol, introdujeron el catalanismo en estas tierras, que fue algo peor que traer la peste. Camps, introdujo esa mierda llamada AVL en un Estatuto nuevo que nadie pedía, y bajo su mandato desaparecieron las entidades financieras valencianas. Ninguno de todos se ha arrepentido las burradas que hicieron, que no fueron pocas, cada cual las suyas.
Ahora tenemos aquí la lepra catalanista, como la llamó certeramente Vicente Blasco Ibáñez, que costará mucho de erradicar, pero se conseguirá, porque el catalanismo es autodestructivo, y a los catalanistas gritando como si fueran los amos, como si lo que desean hacer fuera un bien y no una barrabasada criminal.
Paco Camps es tonto, pero hace bueno el refrán referido a ellos, por que se mantendrá al margen de todo esto y callado.
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