domingo, 3 de enero de 2010

Adiós Uriarte, adiós

Por fin se ha ido esa pesadilla que era el obispo Uriarte y que la Iglesia no supo quitar de en medio, como sí que ha hecho con otros. La Iglesia, que tanto grita y se manifiesta, mantiene en su seno, y con grandes honores, a quienes, con su actitud, siembran el desconcierto entre las gentes de buena fe.
En la misa de despedida que concelebró con Setién, Uriarte se quejó de las imágenes distorsionadas e interesadas sobre la Iglesia de Guipúzcoa que circulan en ámbitos cívicos y algunos círculos eclesiales. Carlos Martínez Gorriarán cuenta en su blog que, a instancias de Setién, el Superior de la Compañía de Jesús prohibió a Antonio Beristain que escribiera más artículos en los periódicos e hiciera manifestaciones públicas contra el terrorismo y la situación política vasca. El propio Superior humilló a Antonio Beristain obligándole a pedir perdón públicamente a Setién. Se conoce que el Vaticano no se enteró del asunto, porque debería haber expulsado fulminantemente a Setién de la Iglesia. Pero no, permitió que un sacerdote bueno y sabio, que sabía que su sitio estaba junto a las víctimas del terrorismo y no con los terroristas, cuestión esta que aunque parezca raro no todos tienen clara, tuviera que pasar por ese trance. Se conoce que para el Vaticano lo de Setién y el Superior jesuita no era pecado.
Dijo Uriarte que los fieles de Guipúzcoa albergan tres nobles preocupaciones, entre las que está “la búsqueda tenaz de la paz”. De modo que este es Uriarte. En boca de los etarras y sus simpatizantes, buscar la paz significa pedir la rendición del Estado ante ETA. De Uriarte no se puede decir lo mismo que de Antonio Beristain, que no faltaba a ningún acto cívico de protesta contra ETA. Antonio Beristain tuvo que llevar escolta. Uriarte se atreve a criticar a Munilla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena noticia y que reinvindicación histórica tan oportuna. Todo en pos de la justicia. Siempre hay que cuestionar y oponerse al terrorismo en cualquiera de sus modalidades, pues logran solo muertes.