En la edición de hoy del diario El Mundo, Arcadi Espada explica el derecho de las gentes de moverse por el mundo en su afán por buscar algo de comer. Lo malo es que los sitios que dan de comer son pocos y están ocupados. Cuando alguien se hace con uno de estos sitios, por lo general, lo protege enseguida con empalizadas, alambradas y fosos con cocodrilos, dicho sea de forma metafórica.
Uno de los sitios que mejor dan de comer es la política, y ahora hay una vacante, puesto que Manuel Pizarro ha dejado su sitio. El propio diario El Mundo se refiere hoy a otro personaje político, José Enrique Serrano, que parece ideal para escribir una novela sobre él. Es raro que habiendo tantos novelistas no se le haya ocurrido a ninguno.
Los emigrantes en el país de destino pasan a ser inmigrantes. Se dan cuenta entonces de que no han llegado para comer, sino para que quienes ya comían coman más y mejor. Y, si se tuercen las cosas, para salir despedidos a la mayor velocidad posible.
Las migraciones vienen a señalar que no se están haciendo las cosas bien. Nadie debería verse obligado a dejar su tierra para ir en busca de sustento. ¿Qué culpa tiene alguien de haber nacido en un sitio lleno de corrupción y pobreza? Pero las naciones, tal y como están concebidas en la actualidad, no pueden acoger a todos los que se presentan, aparte de que esa no es la solución, puesto que su capacidad, lógicamente, es limitada. Distinto es el caso de que quienes trasladan su residencia a otro país por gusto. Un día u otro, el mundo no tendrá más remedio que evitar esos grandes movimientos migratorios, y para ello habrá que renunciar a algunos privilegios y ventajas.
Uno de los sitios que mejor dan de comer es la política, y ahora hay una vacante, puesto que Manuel Pizarro ha dejado su sitio. El propio diario El Mundo se refiere hoy a otro personaje político, José Enrique Serrano, que parece ideal para escribir una novela sobre él. Es raro que habiendo tantos novelistas no se le haya ocurrido a ninguno.
Los emigrantes en el país de destino pasan a ser inmigrantes. Se dan cuenta entonces de que no han llegado para comer, sino para que quienes ya comían coman más y mejor. Y, si se tuercen las cosas, para salir despedidos a la mayor velocidad posible.
Las migraciones vienen a señalar que no se están haciendo las cosas bien. Nadie debería verse obligado a dejar su tierra para ir en busca de sustento. ¿Qué culpa tiene alguien de haber nacido en un sitio lleno de corrupción y pobreza? Pero las naciones, tal y como están concebidas en la actualidad, no pueden acoger a todos los que se presentan, aparte de que esa no es la solución, puesto que su capacidad, lógicamente, es limitada. Distinto es el caso de que quienes trasladan su residencia a otro país por gusto. Un día u otro, el mundo no tendrá más remedio que evitar esos grandes movimientos migratorios, y para ello habrá que renunciar a algunos privilegios y ventajas.
1 comentario:
Realmente, es difícil abordar este tema al punto que proponer restricciones a los procesos migratorios al interior de los países menos desarrollados así como en los países que recepcionan.
Las personas salen de su pueblo hacia la ciudad y posteriormente pretenden salir de sus países rumbo a las megaciudades. Ell@s no están gratis, trabajan arduamente y si les va bien se quedan sino se regresan con sus sueños en los bolsillos. Las inequidades socio-económicas constituyen las razones básicas de las migraciones.
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