Una nueva muestra del desprecio que sienten los nacionalistas por los ciudadanos, a los que consideran meros instrumentos para conseguir sus deseos, figurantes de un videojuego a los que conducen al determinado previamente, es la proposición que han hecho para que en el Senado haya permanentemente un equipo de traductores, con todos los medios técnicos necesarios.
No se sabe cuánto podría costar esto, aunque se puede aventurar que serían muchos millones de euros cada año, sin contar el desembolso inicial en equipos y programas informáticos.
Una vez que se ha hablado de dinero procede añadir lo que falta. A los nacionalistas se les han unido en esta propuesta los socialistas catalanes. Deberían renunciar al título de socialistas, y ahora por doble motivo. Si resulta imposible casar socialismo con nacionalismo, siendo por tanto una incongruencia, lo de pisotear a los pobres es una vileza. Y pisotean a los pobres desde el momento en que estando endeudadas por muchos años todas las administraciones españolas proponen este desorbitado gasto y además aducen, con toda la cara dura, no se puede decir de otro modo, que “el coste no es relevante porque los derechos no se pueden cuantificar y tenemos derecho a dirigirnos al Senado en nuestra lengua”. El hambre y la desesperación del personal pueden esperar, los derechos de estos niñatos tienen prevalencia. Según ellos, claro.
Luego puede quejarse Miquel Roca i Junyent de todas las contradicciones de la política española (de las catalanas, no), pero debe recordar que él fue uno de los artífices de que los nacionalistas tuvieran más poder del que en buena ley les corresponde, y ese poder lo han utilizado todo, y quizá sobrepasado, sin remordimientos de ningún tipo.
Pero la bajeza que se proponen perpetrar no se les hubiera ocurrido si todos los senadores supieran hablar inglés y, por tanto, pudieran emplear este idioma en el Senado.
No se sabe cuánto podría costar esto, aunque se puede aventurar que serían muchos millones de euros cada año, sin contar el desembolso inicial en equipos y programas informáticos.
Una vez que se ha hablado de dinero procede añadir lo que falta. A los nacionalistas se les han unido en esta propuesta los socialistas catalanes. Deberían renunciar al título de socialistas, y ahora por doble motivo. Si resulta imposible casar socialismo con nacionalismo, siendo por tanto una incongruencia, lo de pisotear a los pobres es una vileza. Y pisotean a los pobres desde el momento en que estando endeudadas por muchos años todas las administraciones españolas proponen este desorbitado gasto y además aducen, con toda la cara dura, no se puede decir de otro modo, que “el coste no es relevante porque los derechos no se pueden cuantificar y tenemos derecho a dirigirnos al Senado en nuestra lengua”. El hambre y la desesperación del personal pueden esperar, los derechos de estos niñatos tienen prevalencia. Según ellos, claro.
Luego puede quejarse Miquel Roca i Junyent de todas las contradicciones de la política española (de las catalanas, no), pero debe recordar que él fue uno de los artífices de que los nacionalistas tuvieran más poder del que en buena ley les corresponde, y ese poder lo han utilizado todo, y quizá sobrepasado, sin remordimientos de ningún tipo.
Pero la bajeza que se proponen perpetrar no se les hubiera ocurrido si todos los senadores supieran hablar inglés y, por tanto, pudieran emplear este idioma en el Senado.
1 comentario:
Son unos palurdos. ¡Pedir traductores en el Senado, cuando todos hablan español!
Sólo los paletos pueblerinos se empeñan en no bajarse del burro, no queriendo "ser menos" que el otro.
¿Algún día se darán cuenta del ridículo que hacen y del desprecio que nos provocan?
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