lunes, 22 de febrero de 2010

Rubi, Ruicaba, Ruvicalva

Es difícil saber si el Caso Faisán acabará por dilucidarse completamente o seguirá envuelto en el misterio por los siglos de los siglos. Esto último es posible porque los manipuladores siempre están al acecho: todo lo que puede ser manipulado acaba siéndolo. Por ejemplo: Eguiguren está preocupado de que la derecha española (¿y de dónde tenía que ser?) use el caso Faisán como arma política. A Eguiguren no le importa que se averigüe o no la verdad. Lo que quiere es que la derecha calle. Pero la sociedad española, afortunadamente, no se conforma con todo, de ahí que se descubriera el GAL, cuya X todavía intriga a todos.
Lo que se pone de relieve cada vez que se descubre algún documento de los etarras es que esta banda difícilmente hubiera podido sobrevivir por sí misma. Una banda de malhechores que actúe repetidamente, por la propia lógica de los hechos, tiene los días contados. Si encima estos tipos ni siquiera saben decir Rubalcaba y se pierden en un sinfín de intentos, Rubi, Ruicaba, Ruvicalva, sin dar con la solución correcta, es porque su instinto de supervivencia es muy bajo. Confían, en este caso, en la aceptación social y en la ayuda que les proporcionen personas mejor preparadas. Es inaudito que una banda de asesinos crueles y cobardes tenga la aceptación social y el apoyo del que ha venido gozando ETA. Las causas que lo han hecho posible son claras y están a la vista de quienes lo quieran ver.
Pero ahora que Zapatero se ha refugiado en la patria, es buen momento para explicar que para él es bueno lo que hace en cada momento. Si ayer había que negociar con ETA (sin que se pueda afirmar que la negociación incluía un chivatazo), eso era lo patriota. Si ayer negaba la crisis, eso era lo patriota. Si hoy dice lo contrario, eso es lo patriota.
De momento, dejemos que Rubalcaba se ría al ver el lío que se hicieron con su nombre.

1 comentario:

Leona catalana dijo...

No se sabrá nada porque todos los políticos, del primero al último, tienen cosas que ocultar.

Aznar calló y miró para otro lado cuando González le dijo una "cosita"...