Son varios los políticos, quizá sean muchos, los que tras cesar en sus quehaceres políticos desembocan en algún consejo de administración. Ahora, le ha tocado a Solbes, que pasará a formar parte del de un banco.
Los ciudadanos confiamos en los políticos, porque les votamos. Nos representan y, teóricamente, cuidan nuestros intereses. Lo hacen poniendo leyes y vigilando que se cumplan. Y aquí es donde surje la primera paradoja: los políticos no cesan de acusarse unos a otros de corruptos, pero no hay ninguno en la cárcel. O no son tan corruptos o las leyes son muy blandas con los políticos. Tampoco hay ningún gran empresario en la cárcel, pero la lógica dice que tan benditos no deben de ser todos los grandes empresarios, que alguno habrá que no sea tan ejemplar como parece.
Se nos ha dicho que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que por eso ahora estamos en crisis. Pero, ¿quién ha vivido por encima de sus posibilidades? Mucha gente no lo ha hecho. Un porcentaje de la población, sí. Pero ese porcentaje de población fue inducido y tentado a actuar de ese modo, por los bancos, por las grandes empresas, por el gobierno. Y Solbes formaba parte de ese gobierno y ahora pasa a formar parte de un banco. A todos no les ha ido tan bien. Muchos de los que antes tenían un trabajo ya no lo tienen y no les ofrecen formar parte de un consejo de administración, aunque no hayan tenido culpa en la crisis, aunque no se les pueda acusar de haber mentido a los ciudadanos ni a nadie.
El Banco de España, ahora tan duro, en aquellos momentos no se hacía notar. Las cajas de ahorros ya no están, pero nadie se siente culpable. Algún banco está en trance de desaparecer, pero lo que se vislumbran son buitres revoloteando alrededor. ¿Qué hará el banco del que va a formar parte Solbes? ¿Algo social? ¿Suprimirá las comisiones bancarias a los parados y pensionistas?
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