sábado, 14 de mayo de 2011

¿Por qué, Gabilondo, por qué?

Iñaki Gabilondo tilda de más fuertes jurídicamente los argumentos de los seis Magistrados que han votado a favor de la legalización de Bildu que los de los cinco que votaron en contra. Y él lo dice así y pretende que lo creamos sin más, quizá porque piensa que su palabra es la ley. Pero si ya cuesta creerle normalmente dado su creciente sectarismo, en el caso de la legalización de Bildu, y sobre todo para quienes hemos leído “Mal consentido”, es absolutamente imposible.
Somos muchos los que no queremos a ETA, ni a nadie que simpatice con la banda o contemporice con ella en las instituciones. Por muy grande que sea el número de quienes de forma abierta o soterrada simpatizan con ETA, más grande es el cariño y el respeto que merecen sus víctimas.
Los españoles estamos en deuda con las víctimas del terrorismo, las víctimas más inocentes de todas, pues ellas no han hecho nada para ser elegidas como objetivos de la barbarie y sufrir los atentados de forma totalmente impredecible. Cualquiera podría haber sido víctima de la ETA, y de hecho lo hemos sido todos, porque el objetivo de la banda era aterrorizarnos a todos y porque la vida política de la nación se ha visto fuertemente condicionada por esos indeseables de los que todavía no hemos aprendido a defendernos.
Aurelio Arteta, en el citado libro, dejó las cosas muy claras. Todos aquellos que sientan algún respeto por las víctimas, cosa absolutamente necesaria para poder normalizar la vida política, deberían leer ese libro, del cual se extraen además otras muchas y valiosas enseñanzas para manejarse por la vida. Es incomprensible que Gabilondo no se haya sentido obligado a leerlo.
Pero Iñaki Gabilondo no se detuvo ahí, también dijo esto: “Bildu tiene pinta de poder llegar muy lejos gracias a la colaboración inestimable de sus más importantes y acérrimos enemigos”.
Lo que dice la AVT es lo siguiente: “La participación de Bildu en las elecciones es una derrota de nuestra democracia”. A Pascual Sala le pone la carne de gallina que dudemos de su independencia. El siguiente paso es que le salgan las plumas.

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