martes, 24 de mayo de 2011

Los indignados siguen

En mi opinión, que no es más que eso, los indignados que acampan en diferentes plazas de España no han tenido ninguna influencia en las votaciones. Creo que mientras unos manifiestan su indignación acampando, otros han preferido abofetear a Zapatero en la cara de los candidatos socialistas, que se han llevado un varapalo formidable. Si el presidente fuera caritativo con ellos, dimitiría; pero no parece que sea esa su intención. Se resiste a aceptar su fracaso y para despegarlo de su poltrona habrá que emplear el agua caliente.
Celebradas las elecciones, los motivos de los acampados siguen intactos. Nuestro sistema político sigue siendo una dictadura de partidos y no hay trazas de que esto vaya a ser cambiado. Los recortes se ciernen sobre los de siempre, que si se quejan son, además, bellacos, en la opinión de Zapatero, ese presidente bendito que nos ha regalado el PSOE, a causa de una imprudencia, obviamente; cuando el PSOE fue a darse cuenta, ya no lo pudo revocar. Hay otros presidentes igual de benditos en las Comunidades Autónomas, fruto sin duda de esas maquinarias de los partidos que ha propiciado nuestro sistema político.
Tampoco se habla de nacionalizar a las entidades bancarias que han necesitado ser ayudadas con dinero público. Nada sería más lógico que esto. Si en el desempeño de su actividad privada, sus gestores no han sido prudentes y han necesitado ayuda estatal para no dañar a la sociedad, lo correcto sería que pasaran a ser propiedad del Estado. La gestión caótica ha hecho que las cajas de ahorros tengan que convertirse en bancos, veremos además a costa de qué, y de momento se sabe que la función social se va a perder. Impunemente, por supuesto. Los que pagarán la culpa que no tienen son los beneficiarios de esa función social. No hay esperanzas, por otra parte, de que comience la creación de empleo a corto plazo y quienes se arriesgan a comenzar un comercio tienen muchas posibilidades de perder toda su inversión.
Los indignados tienen motivos para continuar con su actitud. Otra cosa es que les dejen.

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