lunes, 22 de julio de 2013

Bretón no estará más de 25 años en la cárcel

Esta, por lo visto, es una curiosidad más del Código Penal español, tan “humano”. La finalidad de la pena no es la venganza, dicen, sino la reinserción. Ahora falta saber si quienes dicen eso piensan que todos los presos son como Nelson Mandela, que supo no embrutecerse a pesar de las brutales condiciones de su cautiverio.
Muchos ya llegan a la cárcel terriblemente embrutecidos, como Bolinaga, pongamos por caso, y se embrutecen más todavía, y se les libera por “motivos humanitarios”. ¡Cuanta bondad!, ¿verdad?
Bretón ha conseguido lo que quería, y aún más, porque gracias al error en la identificación de los huesos quemados la investigación del crimen duró mucho más tiempo.
Puede deducirse de su modo de actuar que su pretensión era la de que su exmujer no lo olvide jamás. Es decir, cabe la posibilidad de que si el doble asesinato no se hubiera considerado probado este hecho hubiera sido una contrariedad para el criminal, puesto que, quizá, en su fuero interno, lo que deseaba era derrotarla. Vengarse por haberlo abandonado. Resulta, además, que fue ella la que quiso tener hijos, él no lo deseaba en absoluto, de modo que si no estaba con él tampoco estaría con Ruth y José.
De modo que por más años que pasen ella vivirá con José Bretón. Y él, en el lugar en que esté, se regodeará con esta idea. “En la calle soy un mierda, pero en mi casa mando yo”, dijo. Puede entenderse que estar en la calle no le importa mucho ni poco, su interés radica en ser alguien para su ex.
Hay otro dado curioso y es que durante la fase de investigación, tanto por parte de la policía como de los psicólogos consultados, se le tenía por psicópata. Y esta cuestión fue negada por los psiquiatras forenses que intervinieron en el juicio. Sin embargo, su falta de empatía, su frialdad, etc., son evidentes.

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