sábado, 6 de julio de 2013

Sube el tabaco

En realidad, lo que sube es el precio de algunas clases de tabaco de unas cuantas marcas. Pero el tabaco viene a demostrar la doble cara del Estado. Por un lado, saca beneficios de él (están hechos los cálculos sobre lo que supondrá la subida de los impuestos sobre el tabaco), y por el otro lo criminaliza.
La prohibición de fumar en ciertos espacios se hizo de forma abrupta y aunque es posible que parte de la población haya dejado el vicio gracias a estas medidas, tampoco cabe descartar que algunos hayan muerto de pulmonía, al tener que salir a fumar a la calle.
Además de la prohibición se incitó a la gente a chivarse en el caso de que hubiera alguien fumando en un lugar prohibido, con lo cual se vino a poner de manifiesto, una vez más, la catadura de la casta política española.
- ¡Oiga, no todos los políticos son iguales!
- Yo no veo que a ninguno le haya dado un ataque de vergüenza y haya dimitido. Más bien, se les ve empeñados en cumplir las órdenes que se les dan.
El tabaco también trae consigo la nostalgia de aquellos tiempos en que vivíamos despreocupadamente. Fumábamos sin tasa ni medida casi en cualquier sitio, echábamos todo al mar, en la convicción de que éste se lo tragaba todo sin que le afectara en nada, contaminábamos el ambiente, sin más cuidado que nuestro propio bienestar del momento, dicho todo esto en términos generales y sin personalizar.
Los tiempos actuales obligan a tomar más conciencia de las cosas. El tabaco, salvo para unos pocos privilegiados, es dañino. Hay que contaminar lo menos posible. Y hay que comprender que el voto caprichoso o sectario es el que nos ha llevado a tener la clase política que soportamos.
Es muy agradable aquel estilo de vida adolescente, pero la vida obliga a asumir la madurez.

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