domingo, 25 de mayo de 2014

Aquellos Juegos Olímpicos del 92

Tradicionalmente, los atletas españoles que representaban a España en las competiciones internacionales, en conjunto, hacían el ridículo. Lo de asomarse a las medallas era impensable. El éxito consistía en que unos pocos se clasificaran para la final de sus especialidades. Es cosa de la raza, se decía, porque entonces todavía se hablaba de la raza. La española no da para eso.
Cambiaron los tiempos, llegó también la democracia y con ella también la euforia y Samaranch en un puesto clave. Samaranch logró que los Juegos Olímpicos se celebraran en España. Luego, se han gastado, torpemente, ingentes cantidades de dinero para que vuelvan a celebrarse en nuestro país, pero Samaranch ya había muerto.
El caso es que en los tiempos de la democracia lo de la raza ya había pasado al olvido y entonces ya se hablaba de con dinero todo se puede. De modo que el gobierno español del momento, socialista, o sea de esos que dicen que miran por los pobres, empezó a gastar grandes sumas de dinero en los Juegos Olímpicos (y en otro evento que tuvo lugar en Sevilla), con el fin de que el escenario fuera grandioso y los atletas españoles no sólo llegaran a la final, sino que también la ganaran. Los del PP hacen lo mismo y lo que ocurre al final que para los pobres hay palabras, pero el dinero se gasta en otros menesteres.
Los atletas españoles ganaron muchas medallas y las siguen ganando. El dinero 'invertido' dio sus frutos.
Pero es posible que haya pobres que no se limiten a enardecerse y a aplaudir cuando alguien diga 'to p'al pueblo', sino que piensen y cuando alguien piensa los oligarcas fruncen el ceño. Pero pongamos que un pobre, sólo uno, piense ¿y si todo ese dinero se hubiera dedicado a Investigación y Desarrollo? ¿Y si en vez de buscar medallas de oro olímpicas se hubiera procurado conseguir Premios Nobel? Si España tuviera una legión de investigadores no dependería del ladrillo y no se hubiera producido la burbuja inmobiliaria.

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