martes, 3 de junio de 2014

Algunas reacciones suscitadas por la abdicación

Hay graves problemas en España, conviene recordarlo. Uno de ellos es el paro, agravado por el hecho de que no se vislumbra una mejoría en este aspecto. Otro es el terrorismo, que tanto y tan mal ha influido en la política española y cuyo final amenaza con cerrarse en falso, con el peligro que eso conlleva.
También hay que considerar como un problema grave el de la opinión pública española, capaz de dar un respaldo multitudinario a líderes afines al régimen de Maduro y de hacer tan poco caso a una persona tan digna como Consuelo Ordóñez, que lucha precisamente para que el final de la Eta no se cierre en falso.
La situación es preocupante. El Rey ha abdicado antes de que Rubalcaba deje su cargo en el PSOE, porque lo que puede ocurrir luego en este partido es preocupante.
Y con tantos y tan graves problemas a los irresponsables no se les ocurre más que sacar a las gentes a la calle para exigir la reforma de la forma de Estado.
Otros oportunistas, como es habitual en ellos, van a la suya. No les importa la gente, ni sus problemas, sino “el territorio”.
La forma de Estado habrá de someterse a consideración, pero en su momento; o sea, cuando se pacte una nueva Constitución.
Además de la forma de Estado, y en el caso de que se optara por continuar con la monarquía, también habría que considerar algunos aspectos, como el grado de inmunidad y el orden sucesorio.
Lo que interesaría por ahora es que todas las fuerzas políticas de España tuvieran como meta la resolución de los problemas más importantes, pero si actuaran de esa forma varios partidos políticos dejarían de existir, dado que su supervivencia se basa en estar echando leña a la caldera continuamente y eso independientemente de las consecuencias que puedan resultar de ello.

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