miércoles, 4 de junio de 2014

Piden el indulto para la asesina

En los tiempos que corren triunfa lo visceral; a los argumentos razonables se les oponen los sentimientos, y quienes los esgrimen no se consideran obligados a explicar sus razones, ni tampoco si esos son nuevos o perdurables, simplemente exponen el sentimiento y exigen que se respete; da igual que la base de ese sentimiento sea el odio.
Ahora, puesto que estamos en democracia y la gente confunde las churras con las merinas, hay una corriente de simpatía hacia la mujer que se tomó la justicia por su mano y dio una muerte atroz al violador de su hija, que ya había sido condenado a la cárcel, no es que hubiera quedado impune.
La gente confunde las churras con las merinas cuando cree que la democracia consiste en dar satisfacción a los deseos en lugar de comprender que es asumir la responsabilidad de trabajar por el bien común, cosa que pasa por el escrupuloso respeto a las leyes.
No me extrañaría que esos mismos que exigen que se indulte a la asesina fueran los que piden a las víctimas del terrorismo que perdonen a los etarras. Y si una de ellas pillara al etarra que le puso la bomba y le tirara una pedrada que le causara una herida serían multitudes las que protestarían, alegando que eso es una salvajada, etc.
Lo que alega el abogado de la asesina es que padece una enfermedad incurable, y eso es otra cosa. A Bolinaga se le permitió salir de la cárcel, con la excusa de que se veía su muerte como inminente, y así lleva ya un montón de tiempo, 'muriéndose' de bar en bar. Y si Bolinaga ha salido también podría hacerlo la señora esta, pero como permiso especial, no indultada.
Cuando la gente se dé cuenta de que las leyes deben cumplirse, podremos hablar de democracia. Lo que ocurre ahora es que se buscan excusas, y cualquiera vale, para no cumplir ninguna.

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