lunes, 24 de agosto de 2015

Albiol tiene parte de razón

Tiene razón cuando dice que expansionismo catalán le hace recordar otros episodios históricos ocurridos en el mundo.
El nacionalismo es así. Uno, por e¡ simple hecho de haber nacido en Cataluña, ya se considera superior a los demás. Luego, se mira al espejo y resulta que sólo ve a Oriol Junqueras. O la monja esa, sor Fornoséqué. Tiene que apagar la luz para no deprimirse. Y entonces, a modo de soma, empieza a gritar: ¡Cataluña! ¡Cataluña!
Cataluña, a base de lloriqueos, consiguió ser la región más rica de España. El caso es que las doscientas familias que lo mueven todo en Cataluña, los de la çeba, lloraban porque el que no llora no mama. Les ha ido tan bien, que ahora creen que tienen derecho a llorar y han puesto a Mas, que tiene el mentón cuadrado. Los suyos son lloros al cuadrado. Resultado: en todo el mundo van conociendo el paño. En Madagascar y en Honolulú acabarán mirando con recelo todo lo que venga de Cataluña. En Alemania hay un Guardiola que cree que está haciendo un favor a los catalanes; como Merkel se cruce con él le dará una hostia que no olvidará en su vida.
Javier García Albiol, en su discurso, da por buenas algunas tesis imperialistas. Si no lo hiciera, no obtendría ningún voto. Tan hondamente ha penetrado el virus nacionalista en Cataluña.
Los catalanes hablan una lengua inventada por Pompeu Fabra (en twitter hay un usuario que usa el nick de Pompeu Fava), y cuando se refieren a él adoptan la seriedad asnal, en su intento de equipararla a las lenguas cultas. Para justificar esto hablan del Siglo de Oro de las Letras Catalanas. La capacidad de fabulación de los catalanistas es infinita. Eso no existe.
Por culpa de los catalanistas, Cataluña se empobrecerá. Esa lengua inventada pasará a un cuarto plano. Y entonces resplandecerá la verdad. El Siglo de Oro Valenciano.

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