martes, 11 de agosto de 2015

Gabilondo y la extrema izquierda

Hasta Felipe González se ha dado cuenta de que para resolver ciertos problemas es conveniente la alianza entre el PP y el PSOE. Sin embargo, para la actual dirección de este último partido, léase Pdr Schz, el ideario se reduce a ganas de ganar a la derecha. O sea, cero en democracia.
En España hay dos partidos instalados en la corrupción, que son el PP y el PSOE, los nacionalistas, que, por dictatoriales, son intrínsecamente corruptos, dos partidos que critican la corrupción, como son Podemos y Ciudadanos, y un partido que actúa contra la corrupción, que es UPyD, al que yo he votado.
Gabilondo dice que espera que no haya un gobierno del PP y Ciudadanos. Sin embargo, su partido, el PSOE, ha pactado con la extrema izquierda, que es Podemos, y eso le parece bien. O sea, que Gabilondo es un caso.
En el Reino de Valencia, el PSOE ha pactado con la extrema izquierda y con la izquierda de la márfega, y eso le parece bien. Hay que hacer constar que un Reino admite perfectamente la democracia, mientras que el término País Valenciano es totalmente dictatorial, desde el momento en que procede de los ámbitos nacionalistas, intrínsecamente antidemocráticos. Esos tratan de colar el término por la brava y por la vía de los hechos consumados, como es propio de los nacionalistas.
La idea 'izquierda nacionalista' parece romántica, pero si el espectador se fija un poco pasa a ser pavorosa. Es el ahogamiento de ambas ideas. Si la izquierda se hace nacionalista deja de ser izquierda. Y si el nacionalismo hace de izquierdas deja de ser nacionalismo. Obviamente, la idea tiene trampa. Prevalece una de las dos opciones, que es el nacionalismo, y lo de izquierda viene a ser un adorno, o más exactamente un engañabobos.
En la política española hay mucho engañabobos y Gabilondo participa en este juego de la mentira, porque, como se ha visto en el caso de UPyD, la verdad no da votos.

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