lunes, 25 de julio de 2016

Cosas raras en Baleares

En Baleares, la patria, entre otros, de Raimundo Lulio, ocurren cosas raras. En un centro turístico de primer orden, con lugares muy bellos y proclive a constituirse en un centro cultural de primer orden, por la cantidad de intelectuales que viven en las islas o las visitan frecuentemente, se impone el aldeanismo.
Es obligatorio hablar catalán, esa lengua que usan cuatro gatos, en las islas. Quienes mandan lo han decidido así y han podido hacerlo porque hay mucha gente en el mundo dispuesta a tragarse todos los sapos que hagan falta, si están condimentados con la salsa que les gusta.
He aquí pues que una mentira bien adobada y aliñada logra hacer camino. En los tiempos de Jaime I, rey de Aragón, Cataluña (Catalunya, escriben los catalufos, porque odian a la eñe y a la che), no existía; estaban los condados catalanes, que tenían muy pocos habitantes, que mayoritariamente eran analfabetos y hablaban varios dialectos, cuyos vocabularios eran parcos. Nos quieren hacer creer que esos difundieron el catalán por distintas tierras. Para ello cometen la primera felonía, o sea, incurren en la primera falsedad: al Reino de Aragón le llaman Confederación Catalano-Aragonesa. Al final resultará que no es que Teruel existe, es que Aragón no existe. Todo era catalán.
Y esas glorias, inventadas, ficticias, inexistentes, quiméricas, ilusorias, delirantes, imaginarias, fantásticas, artificiosas, han calado en mucha gente, es decir que la verdad viene a ser como un aguafiestas a quien nadie quiere ver.
Resulta que la lengua catalana, que hasta Pompeyo Fabra estaba dividida en varios dialectos, es decir, no tiene ni un siglo de vida, se ha encontrado con un pasado glorioso, porque se lo han procurado estos pájaros de cuenta. Y esta barbaridad se la han tragado personajes que en otras cuestiones se muestran de un modo muy razonable y están muy alejados del nacionalismo. Pero las bolas que lanzan los nacionalistas son tantas y es tanta la presión que meten, y es tan molesta la verdad, que muchas se dan por buenas.

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