sábado, 2 de julio de 2016

El gobierno vasco tira tres millones a la basura

Es el dinero que lleva gastado en un traductor automático del vascuence. La cosa pasa de castaño oscuro si se tiene en cuenta que este servicio ya estaba anteriormente y de forma gratuita para los contribuyentes, puesto que lo ofrecen varios portales de Internet.
La ideología nacionalista es necesariamente antidemocrática, puesto que en ningún momento pretende ponerse al servicio de los ciudadanos, sino que su intención consiste en llevarlos a donde desea. Cualquier veleidad democrática puede dar al traste con sus propósitos, así que los nacionalistas se cuidan bien de que no ocurra. Ellos, a imponer, prohibir, ordenar, señalar al disidente, amedrentar, multar por cosas inverosímiles, y ayudar a blanquear a ETA, como si esto último fuera posible. El nacionalismo es una peste que pervive en el siglo XXI.
El caso es que la lenguas, cuya función consiste en ser vehículo de comunicación entre las personas, se han convertido en herramientas de dominio. A los nacionalistas les importan muy poco las personas. Lo que quieren de ellas es que se sometan y acaten todo lo que se les diga.
Un ciudadano, en sus dominios o en los que ejercen influencia, no tiene derecho a elegir la lengua que quiere aprender, sino que ha de optar necesariamente por la que ellos digan, aunque no sea de su interés. Luego, si quiere, puede estudiar otra.
Los gobiernos nacionalistas, cuando han de emplear el dinero de los impuestos, no tienen en cuenta en primer lugar las necesidades de quienes los han pagado, escuelas, hospitales, etc., sino que sus prioridades son los intereses de todo nacionalismo, el adoctrinamiento y la vigilancia y control de quienes se les oponen.
Ahora está de moda hablar del miedo, porque unos impresentables, tanto como los de Bildu, lo han usado como argumento. Pero el miedo ha sido una constante en el País Vasco y eso no les da vergüenza a los nacionalistas, puesto que se han servido de él.


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