miércoles, 7 de septiembre de 2016

Arturo Mas, con la bandera española

Al dañino Arturo Mas le gusta desafiar a ley, pero hasta cierto punto. Cuando no se siente impune las obedece.
En El saqueo catalán (el hecho diferencial catalán, con el que nos dan tanta matraca los catalufos es el lloriqueo, pero también podría ser el gusto por el saqueo, que les viene de antiguo, que hace que cuando vislumbran un botín no se detengan ante nada y recurran a todas las tretas imaginables, por arteras o salvajes que sean), se cuenta que Arturo Mas se ha ido de vacaciones en un yate en el que ondea la bandera española. Lógicamente, esto tiene que ser porque no lo puede impedir. Seguramente, las leyes del mar obligan y no se arriesga a lo que pueda pasar.
Por otra parte, queda claro que él, que ha empobrecido a tanta gente con sus políticas, no se priva de lujos. Y si le apetece una travesía en yate, traga con lo que sea y paga lo que le pidan. Como si necesita un avión privado.
Pero la impunidad de que han venido gozando los nacionalistas a lo largo del tiempo puede tener su fin. Otros prebostes de la política o las finanzas también se creyeron a salvo de las pesquisas policiales y hoy duermen o están en peligro de hacerlo en la cárcel. No cabe descartar, pues, que este Mas acabe en alguna de ellas, en las que seguramente también ondea la enseña nacional.
El propio Tardá, a pesar de que es tan lerdo, se ha dado cuenta de que existe la posibilidad: «Si nos meten en la cárcel los catalanes nos sacarán«, ha dicho. ¿Pero qué catalanes? Yo conozco a muchos que estarían dispuestos a llevarle cacahuetes, pero no a sacarlo.
Pero también podría ser que el propio Arturo Mas se haya dado cuenta de que su suerte puede haberse acabado y trate de disfrutar lo que pueda, mientras pueda.

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