jueves, 22 de septiembre de 2016

Ortega Lara, inalcanzable

Cuando se quiere saber el valor de alguna cosa, un reloj, una joya, una vivienda, un campo, un incunable, se recurre a los especialistas, que son los que pueden aventurarse por ese campo. La gente del común tiene muchas posibilidades de cometer un error más gordo.
Y, además, en la actualidad los errores están a la orden del día. Presunto etarra llaman al etarra pillado con el carnet de la banda en la boca, dicho en términos metafóricos. Exetarra da clases de Derecho Constitucional, dicen. Aparte de la barbaridad de que un etarra dé esas clases, está lo del ex. Será expresidiario, porque etarra lo será, con toda probabilidad, su vida entera.
Es decir, se cometen muchos errores y la mayoría no está preparada para captar muchas de las cosas que ocurren. Por ejemplo: La proeza que llevó a cabo José Antonio Ortega Lara está al alcance de muy pocos. Hay que situarse en el asunto para lograr una aproximación: 532 días metido en un zulo, a merced de unos secuestradores desalmados. 532 días bajo la amenaza del asesinato vil o la cruel tortura. Esos etarras que lo tenían preso deseaban matarlo. De hecho, fue una sorpresa para ellos que la Guardia Civil consiguiera encontrarlo y liberarlo. Hay que hacer un inciso para decir que algunos han tomado vinos con los secuestrados. Es decir, la vileza humana no tiene límites.
Volvamos a Ortega Lara, el gran héroe. ¿Cuántos se han dado cuenta de la proeza que llevó a cabo? Se puede hacer otra pregunta: ¿Cuántos se sienten capaces de hacer lo mismo? El ser humano también está dotado con la capacidad de admiración, de agradecimiento y de generosidad. Otra pregunta: ¿Merece agradecimiento el hecho de que resistiera con tanta entereza? No sé cuanta gente habrá tenido la suerte de tomar vino con él. Yo, desde luego, no. Y bien que me gustaría. Por si se me pegara algo de lo suyo.

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