martes, 13 de septiembre de 2016

España y el proceso de paz de Colombia

Es difícil saber desde España la situación real de Colombia, aunque se pueden hacer muchas deducciones sobre el caso. De cualquier modo, hay una cuestión clara: Las FARC son terroristas.
Que el gobierno colombiano haya decidido que la mejor solución es pactar con los terroristas haciéndoles concesiones es decisión suya y de los colombianos, pero no tiene ningún derecho a pedir que los demás le aplaudamos por ello.
En España tenemos experiencia con el terrorismo. Surgió de forma injustificada gracias a que hay partidos nacionalistas que les han proporcionado coartadas morales y esas coartadas han posibilitado también que las personas infames hayan mirado hacia otra parte, cuando que hayan apoyado o escondido a los terroristas. Es decir, para que haya terrorismo se necesita alguna coartada moral que permita a un grupo de desalmados contar con el apoyo de una masa social.
Siempre el Estado, por muy corrupto que sea, representa la ley y el orden. Tratar de destruir al Estado es tratar de destruir a la nación. Por tanto, la solución de los problemas no consiste en destruir al Estado, y es seguro que el proceso de paz de Colombia si no ha destruido al Estado, lo ha debilitado mucho, sino en tratar de mejorar lo que hay. Mediante el terrorismo nunca se consigue nada bueno, como demuestra la degradación del País Vasco, en el que se homenajea a los etarras, y del resto de España, que contempla con indiferencia tamaña afrenta a las víctimas del terrorismo.
El gobierno colombiano puede resolver sus problemas como quiera, pero el gobierno español debería mantenerse totalmente al margen del asunto, habida cuenta de que no es un triunfo de Colombia, sino del terrorismo. Esos representantes de las FARC que van a firmar el acuerdo no pueden visitar Estados Unidos porque si lo hicieran serían puestos a disposición de la justicia inmediatamente. Son terroristas.

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