domingo, 29 de abril de 2018

Catalá debería ser destituido

Realmente, debería ser sustituido por Ricardo González, el juez discrepante del juicio a La Manada, porque, al contrario que el ministro, ha demostrado tener carácter para defender los fundamentos de la democracia, que no son otros que la defensa de la ley.
Mientras este juez asume en solitario la defensa de la presunción de inocencia, el ministro se suma cobardemente al clamor de las turbas, cosa que, por otra parte, también han hecho sesudos doctores en filosofía y en historia.
Rajoy debería sustituir urgentemente a uno por otro y con ello demostraría su amor a la justicia y su respeto por los ciudadanos, pero dados los antecedentes se puede pensar que quizá prefiera ministros sumisos, con lo cual el hecho de que lo mantenga contamina a todos los demás. Si yo fuera ministro con Rajoy, posibilidad nada más que teórica, dimitiría de mi cargo, en solidaridad con los jueces y como protesta por la intromisión de Catalá.
Los jueces no han de estar al servicio de los podemitas, ni de ningún grupo humano que actúe de forma similar, soliviantando a las masas cada vez que las cosas no les salgan como quieren, para tratar de conseguir por la fuerza lo que no han podido por los cauces ordinarios. Han de estar al servicio de todos los españoles, interpretando la ley del mejor modo que saben y sin atender a presiones de ningún tipo. Deberían poder emitir sus sentencias atendiendo únicamente a sus conciencias y sin necesidad de recurrir al heroísmo, como es el caso de este juez discrepante. Sería una mala noticia que los otros dos jueces se hubieran dejado llevar por el temor a contradecir a la opinión pública. En esas condiciones nadie puede ir tranquilo a un juicio, sobre todo si ya ha sido juzgado previamente en la calle.

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