viernes, 6 de abril de 2018

Infame tribunal alemán

Esta mañana, al encender el ordenador, he visto que el tribunal de justicia alemán ha soltado a Puigdemont. Eso me ha puesto de malhumor para todo el día.
Pues claro que el juez Llarena debería plantearse la conveniencia de retirar la euroorden. Naturalmente que no nos podemos fiar de los tribunales de justicia europeos. ¿Cómo se atreven esos jueces alemanes a enmendarle la plana al juez español? ¿Cómo que sí que ha habido violencia, pero poquita?
Deberían saber esos jueces alemanes que a Puigdemont se le ha de juzgar en España con más garantías legales de las que habría tenido en Alemania si los delitos se hubieran cometido allí. Eso se va viendo ahora, dada la ligereza que ha demostrado ese tribunal.
Va a resultar que España es el país más europeísta de todos, el que con más nobleza actúa con respecto a los demás, como lo demuestra el hecho de que haya depositado su confianza en otros, ya se ve que de forma ingenua. Si la justicia española no fuera de fiar, tampoco se habría fiado de las demás.
Ya se ve que a España se le sigue teniendo esa envidia que dio lugar a la leyenda negra, de la que, por cierto, se sirvió el infame Lutero para conseguir sus propósitos, con lo que demostró sin lugar a dudas que no podían ser muy limpios. Y los alemanes se creyeron las patrañas del clérigo difamador y siglos después siguen rindiéndole culto.
Los alemanes tampoco demostraron ser muy listos, ni muy limpios, cuando se dio la llamada crisis del pepino, que tanto hizo a España, cuando toda la culpa era alemana.
En la Unión Europea, a la vista está, siguen primando los intereses egoístas, sigue existiendo la discriminación y no se piensa en el bien común. A ese tribunal de justicia alemán no le ha importado causar un daño enorme a un país aliado con su decisión.

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