domingo, 1 de abril de 2018

Dice Puigdemont que no se rendirá

El ex presidente catalán, que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a los catalanes, es un sujeto que vive fuera de la realidad, en donde se encuentra tan a gusto que en cuanto ve que ésta se le acerca, huye.
Émulo de Dencás, Puigdemont afirma ahora que que no claudicará, no renunciará y no se retirará. Es un hecho que los nacionalistas mienten siempre: ahí está el futbolista Guardiola afirmando que hay seis millones de tocados del ala, digo de separatistas.
También dijo Forcadell que jamás acataría a los tribunales y luego fue la primera en desdecirse. En el deseable caso de que la justicia alemana entregue al fugitivo (y en esa repetida acción de fugarse dio la medida de su valor) a la española será un espectáculo verlo ante el juez Llarena.
Mientras tanto, el ambiente está enrarecido. Es un hecho aceptado por todo el mundo que la estupidez se expande de modo imparable. Hay que entender por estúpido a aquel que siendo malo, se cree bueno. Como esos que habiéndose mostrado claramente partidarios de la guillotina, de vez en cuando dan en cursis, para hacer creer que tienen buen corazón. También es una estupidez pensar que la gente de izquierdas ha de estar a favor de los separatista. Alguno se extrañaba de que cierto autor se manifestara públicamente en contra de ellos. ¡Y es de izquierdas!, añade el comentarista, refiriéndose luego a ‘los presos políticos’. Otro más que añadir a la larga lista de estúpidos.
Para esa gente estúpida habla Puigdemont, sin la cual no sería nadie. Para la gente normal, que conserva la cabeza sobre los hombros y mantiene la capacidad de ver las cosas como son es una suerte que la fregona ya esté en el cubo, y ahora falta que, ¡por fin!, vaya a la cárcel que le toca, en espera de ese juicio que en muchos tramos resultará jocoso.

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