lunes, 28 de enero de 2019

Feminazi como elogio

El feminismo es un movimiento que ha hecho mucho bien a la humanidad, al obligarla a ser más justa. Era injusta la consideración que tenían las mujeres y cuando se da una injusticia no gana nadie, porque todas las relaciones están viciadas.
Cuando en el trato entre personas unas tienen ventaja sobre otras, y sobre todo si alguien hace valer esa ventaja, la relación está viciada y da pie a que la parte que sale perdiendo obre en consecuencia. Es entre iguales cuando el trato se lleva a cabo en plenitud.
El término feminazi, en cambio, es peyorativo. Viene a ser como el machismo, propio de quien abusa de sus ventajas para imponerse al sexo opuesto. Una feminazi no tiene nada que ver con una feminista, sino que es totalmente antagónica.
Y hete aquí que alguna candidata de Podemos se declara orgullosamente feminazi, cosa que no sorprende tratándose de ese partido. Otra de este partido, cuyas simpatías de sus dirigentes por la ETA son patentes, llama pistolero a Abascal. Es decir, a los de Podemos les va el juego sucio, no solo no tienen empacho en abrazarse con Otegui o reconocerse feminazis, sino que además muestran una vileza insuperable al hablar de sus oponentes. Intentan a toda costa poner etiquetas, aunque sean injustas, o establecer marcos mentales que perjudiquen a los adversarios ideológicos. Se puede discrepar de Abascal y hay que hacerlo argumentando, oponiendo unas propuestas a las suyas y explicando por qué se creen mejores, pero solo una mala persona podría llamarle pistolero. Al parecer, es cierto que lleva pistola. Digo ‘al parecer’ porque no la he visto. Pero si la lleva es precisamente porque está amenazado por estos excrementos que son los etarras, por los que los podemitas sienten admiración y esto lo explica todo. También que una podemita, o más, presuma de ser feminazi.

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