miércoles, 16 de enero de 2019

La guerra de Susana Díaz

La expresidenta de Andalucía, en un alarde antidemocrático, ha movilizado a las masas en contra del nuevo gobierno andaluz. Los ciclos se acaban y es el caso del suyo y ella lo sabe, pero intenta, en lo posible, prolongar la agonía.
El socialismo, inmerso en la economía de mercado, se siente perdido en ese mundo e intenta agarrarse a otras ideologías, alguna de ellas tan incompatible con sus postulados, como la nacionalista, o el feminismo, al que ha desfigurado, apartándolo de lo que era en sus inicios, que es lo que debería ser. No cabe duda de que esto lo han hecho a propósito, con el fin de que las mujeres de derechas queden excluidas de sus reivindicaciones. Esto se demuestra en el hecho de que basta con que cualquier mujer de izquierda ponga el grito en el cielo por cualquier cosa que se le ocurra para que enseguida acudan todas en su defensa. Pero si ofenden a una de derechas, por muy grande que sea la ofensa, ni se inmutan.
Ese es el feminismo sectario, una de las lacras de nuestro tiempo, y ha sido convocado por Susana Díaz, con la excusa del apoyo de Vox, un partido que defiende la Constitución, al nuevo gobierno andaluz.
Pero el verdadero enemigo de Susana Díaz es Pedro Sánchez y lo que intenta con esas movilizaciones es demostrarle su poder de convocatoria, amedrentarlo. Pero él también sabe que su ciclo se ha acabado. Seguramente se lo va diciendo Tezanos al oído en voz baja. Lo demuestra el hecho de trata de disfrutar del poder todo lo que puede, utilizando el falcon y lo que haga falta y porque no tiene a mano el Azor, porque si lo tuviera ya habría dormido en la cama de Franco. Dice que no va a haber elecciones hasta 2020. Si pensara que las va a ganar las convocaría ya. Susana y Pedro, dos socialistas y un destino.

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