domingo, 27 de enero de 2019

Maduro rechaza el ultimátum

Era previsible que Maduro rechazara el ultimátum. Es más, exigirle que convoque elecciones es una estupidez porque un tirano de su calibre no puede permitirse ese lujo.
Algunos tratan de presentar a Pedro Sánchez como un estadista por haber propuesto esta vía, lo cual es otro intento condenado al fracaso. El actual ocupante de la Moncloa jamás pasará de ser un vivales sobrado de cara dura y falto de vergüenza. El propio Alfonso Guerra dijo hace poco que en la actualidad la ese del PSOE es la de Sánchez.
Lo que procedía desde el primer momento, y así lo supieron ver los países de la zona, era reconocer inmediatamente a Guaidó como medida de solidaridad hacia los venezolanos, cuyo sufrimiento es tan grande que se están jugando literalmente la vida, en su intento, dada la pasividad internacional, de librarse del criminal que usurpa el poder.
Claro que ya sabemos que al presidente español -esperemos que por poco tiempo- el sufrimiento ajeno no le preocupa. Ha sido capaz de pactar con los presuntos golpistas catalanes, con el visto bueno de Borrell, ese bluf, con los de Bildu, de acuerdo con otras marionetas de su gobierno, y ahora se dispone a dar el gran disgusto a las víctimas del terrorismo, como si no se hubieran llevado bastantes.
No es nada extraño que Pedro Sánchez se baje los pantalones ante Maduro, para no cabrear a Pablo Iglesias ni a Otegui.
Pero la suerte está echada, Guaidó ha demostrado tener ese coraje que falta a tantos y el único modo que tienen los comunistas de frenarlo es hacer una matanza que obligaría a intervenir a la comunidad internacional. Los venezolanos están solos, pero como dijo aquel torero ‘más cornadas da el hambre’, así que han salido a la calle y en esta tesitura han dado con el líder que necesitan. Venezuela ha dado una lección a España: Ellos tienen un héroe y nosotros un Sánchez -con perdón para los demás que se apellidan así y son dignos-.

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