sábado, 12 de enero de 2019

Los presupuestos de Sánchez

Conocí a un sujeto cuya vecina del piso de abajo se sentaba junto a la ventana, de espaldas a ella, para ver la televisión. Lo que hacía él era anudar un cable eléctrico a la mecha de un petardo y bajarlo por la ventana hasta la altura de la de su vecina, momento en que lo enchufaba a la corriente y tras la explosión recogía todo rápidamente.
Pues Pedro Sánchez, aficionado a los avioncitos, todavía es más gamberro que ese. Nos dice que la subida de impuestos la van a pagar las grandes empresas y los bancos. Mentira podrida. La van a pagar los trabajadores despedidos y los consumidores, y como consecuencia lógica, al final, todos los españoles, en especial los más vulnerables. Como ya ocurrió con Zapatero, ese individuo que en su condición de desastroso (para los demás) parecía insuperable; ya se ve que no.
Pudiera pensarse que Sánchez, porque no le han votado nunca, odia a los españoles y quiere su ruina. El caso seguramente no es ese, sino que con tal de seguir subiendo al avioncito cada vez que se le antoje no le importa arruinar a los españoles, sobre todo a los más vulnerables.
Los que sí que quieren arruinar a España y hundir en la miseria a todos los españoles, salvo ellos mismos, son todos esos impresentables que le apoyan para que pueda seguir surcando los cielos ‘gratis total’ (los derechos de autor de este concepto son del enano de Tafalla, uno que se apoyaba en Shakespeare para soltar sus bravuconadas, cuando correspondía siete machos, o sea, la versión antigua de Monedero).
Es posible que Tezanos esté en lo cierto y, teóricamente, Sánchez pueda ganar las elecciones. Pero eso mismo ocurría con Zapatero, que con su sonrisita boba se ganaba a la gente, pero la hecatombe económica que propició el muy canalla le obligó a dejar el gobierno de mala manera. 

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