sábado, 5 de enero de 2019

Los Reyes Magos en 2019

Hay que insistir, porque los hay que lo niegan, en que la fiesta de los Reyes Magos es imprescindible para los niños, porque sirve para dar tintes de verosimilitud a ese mundo al que los transporta su imaginación y que les ayuda a soportar mejor las miserias de la realidad, de la que ya no se puede escapar una vez que no hay más remedio que entrar con todas las consecuencias.
Los niños necesitan creer que esos seres mágicos en quienes tienen depositada su confianza existen de verdad. Quienes manipulan a los niños politizando la cabalgata de Reyes son unos seres depravados y conociendo a ciertos individuos no extraña nada que lo hagan.
Hay personas mayores que imitan a los niños y también se piden su regalo de Reyes. Sabemos perfectamente lo que les ha pedido Pedro Sánchez. Es fácil: un falcón. O mejor dicho, el derecho a usarlo. Para él, los reyes son todos los ciudadanos que pagan impuestos. Tratará de engatusarlos. A los jubilados les ha subido la pensión, pero calla que la pagan los trabajadores en activo. O sea, les quita a unos para dárselo a otros, como Robin Hood. Es un Robin Hood de pacotilla. También querrá que le voten los trabajadores. A éstos trata de engatusarlos diciéndoles: ¡Somos la izquierda! ¡Ah, la izquierda! Pero no se priva de ningún lujo, mientras que a los trabajadores les impide que los tengan, porque los fríe a impuestos. 
Los trabajadores les podrían pedir a los Reyes Magos que hagan que el gobierno les alivie la carga fiscal que soportan, suprimiendo todos esos chiringuitos que se tiene montada la casta política para colocar a sus familiares y amiguetes y que si desaparecieran no pasaría nada, porque son prescindibles. Pero saben que no les caerá esa breva. Lo que deberían pedir, para ser realistas, es que no les pongan ningún impuesto más.



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