sábado, 3 de noviembre de 2007

Carod, ¿gafe?

¿Es gafe Carod?, se pregunta Manuel Alcántara, y en el caso de que lo sea su variedad, manzanilla o sotanoide. Pero no debe de considerar esta posibilidad muy en serio, puesto que escribe su nombre, aunque también puede ser que disponga de algún antídoto o sortilegio que conjure el peligro. Pero cuando hay que tocar madera y encomendarse a todos los santos es al referirse a Setién. Su profesión consiste en ser testimonio de la fe y en enseñar a adorar a Dios y, sin embargo, cada vez que aparece públicamente logra que la gente piense en el mal y recuerde al demonio. Quizá sea ése un modo de hacer su labor. Si existen el mal y el demonio, también han de existir el bien y Dios. Pero algún gafe puede que haya puesto que vivimos tiempos revueltos en los que la gente ya no vuelve los ojos hacia los personajes sublimes como Sócrates, Marco Atilio Régulo, o Marco Aurelio, sino que ahora andan sueltos todos los egoísmos y hasta las más ridículas variedades de narcisismo. Intento, por mi parte, hacer que se reconozcan los méritos de aquellos dos jubilados que, como vengo contando, fueron capaces, primero uno y luego otro, de enfrentarse a un atracador joven y atlético, que además iba armado con una enorme navaja. Ahora ya puedo decir sus nombres. Se llaman, Guillermo Caballero Martínez y Julio Antonio Casino Ibáñez. Ellos sí que han sido, varias veces cada uno, capaces de arriesgar sus vidas por una causa justa. Dicen que la mejor recompensa consiste en la propia satisfacción por haber obrado bien. Quizá las autoridades no les premien por no estropear esa sensación. Incluso teniendo en cuenta esto, no se puede evitar la sensación de que la vida política está preñada de vulgaridad. Dice Pedro, un simpático participante de un foro, que los políticos no son más que el reflejo de la sociedad a la que sirven (y acaso sería mejor decir “de la que se sirven”). Dos señoritos del PP dicen que su partido llevará el trasvase del agua en el programa para las próximas elecciones generales. ¿Y si no fuera así se jugarían el cargo como hizo Tomás Trénor Azcárraga en una situación bastante más complicada? Menudo lío ha armado Zapatero con el agua. Por algo dijo, presumiendo, que el trasvase no se ha hecho y nunca más se hará. Y si sólo hubiera sido ese…

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